viernes, 2 de enero de 2009

Antisemitas vs. Antidemocráticos...

Antes de Rius yo no sabía casi nada de la vida. Por él supe que Jacobo Zabludovsky era un "eximio sionista", en su fenomenal y de culto Los Judíos, 2000 años perseguidos, 50 perseguidores. Aunque ya conocía bien el trabajo de Jacobito.

Su parcialidad gubernamental ante los lamentables hechos del 68. Su ataque frontal y descarado contra el Excélsior de Julio Scherer. Su silencio cómplice ante el fraude del 88. Todo un perfecto hijo de puta, con perdón de las putas.

Su salida y la de su hijito Abraham de televisa fue todo un escándalo que tengo plasmado en mis viejos diarios. Berrinchit ode papá porque le dieron el noticiero a Ortega.

Y, además de todo eso, le gustan las masacres de toros. O sea todo un santo de mi devoción...

Leyendo hoy Proceso, me encuentro con una curiosa nota:

Extremismo panista

JOSé GIL OLMOS

MÉXICO, D.F., 31 de diciembre (apro).- Ahora que el PAN cumple ocho años en la presidencia del país han comenzado a mostrarse, de manera más abierta, expresiones de extremismo de las que pocos teníamos conocimiento.Entre sus filas conviven igualmente manifestaciones anticomunistas, antisemitas y antimasónicas que reflejan no sólo pensamientos decimonónicos, sino una involución de pensamiento peligrosa, si tomamos en cuenta que provienen del partido que está en el poder.
Estas tres expresiones ideológicas y religiosas han sido parte importante en la vida del panismo desde que surgió en 1939. El sinarquismo, como corriente política ligada al catolicismo, es, quizá, la tendencia más fuerte en las raíces de este partido, pues la mayor parte de sus integrantes eran de familias católicas fuertemente conservadoras que rechazaban cualquier pensamiento ajeno a su religión.
La religión católica ligada a la política ha sido tan fuerte en el PAN que la familia Abascal llegó a proponer el establecimiento de un estado autónomo de la Federación regido precisamente por el sinarquismo. El proyecto fracasó, pero la huella del extremismo quedó en la historia del panismo.
Durante sus años como partido de oposición Acción Nacional no tuvo oportunidad de expresar el antisemitismo que estaba entre sus filas más retrógradas y tampoco su aversión a los masones. Entregados más a conseguir el poder los panistas guardaron sus filias y fobias para mejores tiempos. Pero a partir del 2000, cuando Vicente Fox gana la elección presidencial, estas expresiones rebasaron sus propios límites y se manifestaron de diversas formas.
El ala más radical representada por la ultraderecha -conocida como El Yunque--, manifestó de inmediato su repulsión hacia los masones. Influido por esta corriente Fox ordenó sacar de Los Pinos la imagen de Benito Juárez, uno de los masones más reconocidos del siglo XIX, y lo mandaron a unas bodegas hasta que fue rescatado por un tiempo por Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación; pero llegó Carlos Abascal y remplazó la imagen del expresidente oaxaqueño por un enorme crucifijo.
La influencia del antisemitismo en El Yunque, originada por el dogma erróneo de la presumible existencia de un complot mundial del pueblo judío para apropiarse del mundo, la cual proviene del libro Los Protocolos de Sión, uno de los fraudes ideológicos y literarios más grandes de la historia, tuvo pocas posibilidades de expresarse, no así la aversión en contra de toda aquella inclinación comunista o socialista representada por la izquierda política y social.
Como nunca antes desde la Presidencia de la República, desde el PAN, así como desde la Iglesia católica y la clase empresarial más conservadora, se orquestó una campaña en contra de un personaje al que identificaron con la izquierda más radical y como "un peligro para México".
El extremismo panista, el de la ultraderecha que teme a la invasión del comunismo en el mundo, se manifestó en el transcurso de la campaña del 2006. En connivencia con la cúpula eclesiástica, desde el pulpito en las iglesias de la zona del bajío se extendió el mensaje a las familias católicas de que si ganaba Andrés Manuel López Obrador estarían en peligro sus hijos y sus propiedades, pues el gobierno se los quitaría. Por los resultados electorales la campaña fue todo un éxito pero no sólo en esa región, sino en todo el país.
La compulsión por mucho tiempo reprimida contra el judaísmo, al parecer, ya tuvo su primera expresión el 16 de diciembre en el artículo de Germán Martínez titulado "La Treta" publicado en El Universal, en donde, al tratar el tema del mega fraude orquestado por Bernard Madoff, hizo una referencia antisemita que tuvo una fuerte respuesta de Jacobo Zabludowsky días más tarde, el 22, la cual nunca fue contestada y como dice el viejo refrán... "el que calla, otorga".
Errático como ha demostrado serlo, el líder del PAN dejó entrever ese sentimiento en contra del judaísmo y, al mismo tiempo, también su supuesta simpatía por el movimiento nazi. Habría que ver cuál es la opinión del dirigente panista sobre los ataques israelíes al pueblo palestino en estos días.
Los extremismos de cualquier tipo, religiosos, políticos o ideológicos, siempre han sido un peligro, generan movimientos violentos y autoritarios, dictatoriales o radicales. La historia tiene muchos ejemplos y bien valdría recordárselos a los panistas y a sus dirigentes, antes de que sigan con sus pretensiones antisemitas, en contra de los masones y de cualquiera que se atreva a criticarlos desde la izquierda.

Y de volada me remití a la nota de Germancito, un hijo de perra que contribuyó con la leyenda negra del Peje, que hasta el mismo se la creyó y desde entonces no da una, de que era un fósil de la UNAM sin haber terminado sus estudios en la UNAM...


Germán Martínez Cázares
Treta
16 de diciembre de 2008

Era uno de esos sacerdotes de la religión de la avaricia. Respetado, aclamado y hasta venerado en Nueva York. Pontífice de la “meca capitalista”. Sus atributos eran el honor, la decencia y, sobretodo, la confianza. Su feligresía le depositaba no sólo sus inversiones y dinero, sino su confianza.

Se llama Bernard L. Madoff y al amparo del delirio provocado por la devoción al lucro, defraudó a sus clientes y construyó el más grande timo mundial en la historia de las finanzas.

El credo de la avaricia, parafraseando a Francis Fukuyama, funciona sólo con la confianza. “In Madoff we trust” clamaron la crema y nata de los grandes inversores mundiales. Así les fue. Se perdieron 50 mil millones de dólares, en un embuste de “proporciones épicas” que tiene lastimado el prestigio de muchos inversores. Lo mismo al Banco Santander, a los propietarios de los Metz de Nueva York o de las Águilas de Filadelfia. También a un grupo de obras de beneficencia (los estafadores limpian sus culpas con regalos de caridad) de la comunidad judía.

Bernard Madoff, de 70 años, era en su juventud un salvavidas en las playas de Queens. Ahorró cinco mil dólares y empezó a construir unas redes de préstamos entre sus amigos (lo que aquí se conoce como “tandas”), después comenzó a captar dinero y prestarlo en una pirámide de usuarios. Pronto prometió y cumplió rentas o intereses atractivos. Al esquema entran nuevos inversores que en realidad son pagadores de las rentas de los más antiguos. Mientras los ingresos crecían se pagaban los intereses, cuándo no crecen, obvio, la treta se descubre y se derrumba la pirámide.

Madoff duró toda una vida en la estafa. Conocía la ingeniería financiera, los juegos de ficción especulativa, los pasillos de Wall Street y sobretodo los recovecos legales de las estructuras bursátiles. Fue presidente de Nasdaq, el mercado de valores tecnológicos, y conquistó para ese mercado a Apple, Cisco y Google. Representó a las firmas de corretaje ante los reguladores del mercado de valores de Estados Unidos. En Miami se movía como pez en el agua en los centros sociales más exclusivos y, además, era donante del Partido Demócrata. Quizá aportó a la campaña de Barack Obama.

El andamiaje financiero de garantizar rendimientos más elevados que las inversiones normales, burlando las normas financieras y la fiscalización gubernamental, es una práctica conocida en México. Hace algunos años en cajas populares, con ese mismo engaño, Mauricio Dromundo defraudó a miles de jaliscienses, guanajuatenses y michoacanos. La Caja “el Arbolito” dejó en “la chilla” a otros tantos bajacalifornianos y sonorenses.

Bernard Madoff confesó todo. Llamó a sus hijos Andrew y Mark y desveló el secreto. Toda su reputación y riqueza era una gran mentira. El jueves pasado entró a la cárcel. Fue puesto en libertad tras garantizar, con su departamento de Manhattan, una fianza millonaria. Le espera un juicio y cinco años de prisión.

La pregunta es la misma ¿cómo detener ese impulso de sofisticación financiera para la avaricia sin un Estado fuerte y, al mismo tiempo, promover la libre empresa? La respuesta es el modelo que propone la economía social de mercado.

***

El gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, buscó vender la silla del Senado de Obama. Cierto. Con ese Estado, tampoco se puede regular eficientemente al mercado.

Presidente nacional del PAN

Y al instante leí lo que contestó Jacob...


Jacobo Zabludovsky
Bucareli
22 de diciembre de 2008
Martínez

El señor Germán Martínez Cázares, presidente nacional del Partido Acción Nacional, publicó el martes pasado en las páginas de opinión de EL UNIVERSAL, un artículo inaceptable, injurioso contra los judíos.

El tema de su escrito es el fraude cometido por Bernard L. Madoff en perjuicio de instituciones y personas de numerosos países, calculado en 50 mil millones de dólares. Al mencionar algunas de las víctimas el señor Martínez afirma: “También a un grupo de obras de beneficencia (los estafadores limpian sus culpas con regalos de caridad) de la comunidad judía”.

El estafador estafó a estafadores que limpian sus culpas con regalos de caridad y pertenecen a la comunidad judía. El señor Martínez no aclara cuáles son las culpas ni circunscribe la comunidad a determinado pueblo, ciudad o país. Son culpas de todos los judíos. Y si alguien, confundido con la extraña sintaxis (parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar conceptos), pudiera pensar que el autor atribuía esas culpas a Madoff, la posibilidad se descarta porque nadie ha mencionado que él sea autor de regalos de caridad.

Al contrario: entre sus defraudados hay filántropos e instituciones de ayuda social. Quienes limpian sus culpas con regalos de caridad son los judíos porque son estafadores o son estafadores porque son judíos y por eso hacen obras de beneficencia.

Todo el artículo está impregnado de un tufo antisemita desde sus primeras palabras: “Era uno de esos sacerdotes de la religión de la avaricia… venerado en Nueva York… Su feligresía le depositaba no sólo sus inversiones y dinero, sino su confianza”. Salpica su prosa con frases como: “El credo de la avaricia”, y se pregunta: “¿Cómo detener ese impulso de sofisticación financiera para la avaricia sin un estado fuerte…?”.

Tres veces en su corto texto, el señor Martínez menciona la palabra avaricia, pecado atribuido desde hace siglos a los judíos. Ejemplos hay tantos como agresiones antijudías registra la humanidad. El más mentado ha sido el de Shylock, sobre todo para quienes nunca han leído El mercader de Venecia y por tanto ignoran que el prestamista prefirió la libra de carne a todo el dinero que se le ofrecía, porque deseaba vengarse ante la humillación, la ofensa pública y la pérdida trágica de su hija, no aumentar sus caudales. Lo contrario a la avaricia. Pero esa es otra historia.

El señor Martínez no es un ciudadano cualquiera. Aunque lo fuera no tiene derecho a insultar. Es uno de los alfiles del presidente Felipe Calderón. Es el jefe del partido político al que ha pertenecido el señor Calderón por dos generaciones, desde su padre. Es el jefe del partido en el poder. Encabeza diputados, gobernadores, secretarios de Estado, funcionarios de toda especie y condición.

¿Interpreta el pensamiento del Presidente? Cuando afirma pasmosamente que Madoff: “Quizá aportó a la campaña de Barack Obama”, ¿tiene alguna prueba de que hubo en ella dinero mal habido? Tal vez insinúa que dinero judío intenta comprometer al próximo presidente de Estados Unidos.

Para nadie es secreto que un sector importante del PAN perteneció al Partido Nacional Sinarquista, de abierta actitud antijudía, a veces violenta. Fue durante su auge y el de las Camisas Doradas, hace unas siete décadas, cuando a la luz del día en la calle 16 de Septiembre fue agredido con violencia, por su aspecto judío, el poeta Jacobo Glantz, padre de la excelente escritora Margo Glantz. Son tan numerosos los sinarquistas en el PAN que, no obstante sentirse en casa, hace algunos meses intentaron separarse para refundar su partido.

Su influencia es visible.

Debe aclararse si el artículo fue producto de una decisión o idea personal del señor Martínez, quien (ver Campos Elíseos de Katia D’Artigues, miércoles 17) se enfrenta a una demanda de Manuel Bartlett por haberlo acusado de ser “el artífice del fraude electoral del 88 y presunto asesino de Buendía”. La Suprema Corte, publica Katia, discute únicamente si don Germán dijo lo que dijo cuando tenía fuero de diputado.

México ha sido y es un país de firme raigambre democrática, de igualdad y libertad, de tolerancia y respeto.

Cualquier intento de sembrar el odio contra una minoría no sólo vulnera a ese grupo, tiende a destruir la esencia misma del Estado y los principios sobre los cuales los mexicanos hemos creado nuestro sistema de convivencia.

México ya tiene bastantes problemas. No necesita ayuda de nadie para crear el caldo de cultivo a la discriminación. Menos del jefe del partido oficial.

No creo que el Presidente lo avale.

¿O sí?

Sopas... el comal le dijo a la olla. Ambos cuatro me parecen una basura, pero en aras de la objetividad, siento que Jacobo exagera. Mis escritos son más antisemitas que ese de Martín, y eso que yo cada que puedo aclaro, dependiendo el coraje acumulado por los muertos en Gaza, que soy antisionista, no antisemita. Y la diferencia entre ambos términos es basta.

Antisionista me refiere a rechazar el sionismo como doctrina social. El sionismo es la idea de que los judíos tienen derecho sobre un espacio de tierra para construir su nación, devastada por romanos y el tiempo dos mil años atrás. Palestina no les pertenece. Y mucho menos a la mala, como se la agandallaron.

Antisemita es ser antijudío por motivos religiosos. Aunque el término es incorrecto y sólo los idiotas lo usan creyendo que es válido, pues Sem era uno de los hijos de Noé, y se supone que de él descienden todos los árabes... judíos, musulmanes, cristianos... todos los que descienden de árabes, de la península arábiga. Semita no es lo mismo que judío, pero bueno, así usan el término los que se creen eruditos.

Aunque quizá Jacobo le sepa algo más a Martincito, una mierda de ser humano, y por eso las pedradotas tan directas... quien sabe...

Y aunque los Protocolos de los Sabios de Sión son un panfleto antisionista (sic), sí existe un plan para dominar al mundo puesto en marcha... leer Illuminatti...

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